Equilibrar la vida del cristiano.
No tenemos tiempo para nada. Perdemos el tiempo viendo la tele pero no hay tiempo para hacer anda útil, por lo menos eso es lo que me pasa a ´mí.
Por eso quisiera organizar mi vida de oración y Palabra. Adecuarla de manera equilibrada, como hacemos con nuestra dieta, pues no puede ser todo fruta ni todo cereal, sino en sus medidas justas para que se equilibren y sean entre ellas mas eficientes en la alimentacion, de manera que unas vitaminas ayuden a asimilar otras proteinas y minerales y el resultado es que estemos bien nutridos.
Palabra y Oración vienen de la mano. Dios nos habla y le respondemos Amén. Cristo es Dios que nos habla y nuestra vida es la respuesta a esa Palabra. Tantas veces decidimos decir que el Amén mañana, que hoy no es el dia.
Por eso comenzar y acabar el día con la Palabra y la oración que se encarna en nuestra vida. Y vivir minuto a minuto conscientes de ese proceso de santificación que Dios nos quiere regalar.
Hacer un programa de oración, que se mas bien tirando a fácil, porque lo difícil esta planificado por el orgullo de ser algo, se hacernos superman, eso al final resulta en no orar. Una hora al dia, o menos, pero intensamente aprovechada. Siendo fiel al tiempo de intimidad con el Padre.
Simplificando la oración, bien en la oración afectiva, diciendo al Dios que gracias por querernos y ofreciendole nuestro amor deficiente y limitado.
El Padre nuestro, la oración de Jesús, la alabanza. Sirven muchas muletillas, pero lo importante es pasar a la oración de sinceridad, de meterse en la habitación en donde solo nos ve el Padre. Y pasar esta experiencia a la vida comunitaria, para que sea autentica nuestra nuestra vida cristiana.
Me animo, os animo, desde el poder del Espiritu, que nos invita a mover montañas en la fe, que a su vez nos regala Cristo, nuestro Amén