martes, 13 de marzo de 2012

Señor Dios nuestro, que admirable es tu Nombre.

En toda la Tierra. En un minúsculo, insignificante, casi despreciable bola de materiales pesados, incandescente en su interior y de un exterior bellamente habitable, por lo menos de momento. Un planeta azul por el mar y el oxigeno. Un lugar de vida y muerte. Pues los seres vivos (la materia replicante que dicen los astrifísicos) necesita esa sucesión de individuos vivos que pasan su turno de vida a sus sucesores y al morir les dejan el espacio para que se desarrollen. Pues esa visión de la muerte como fruto del pecado es algo precientifica. Por más no nos guste nada morirnos, debemos reconocer la enorme ventaja de salir a la escena de la vida en momentos sucesivos, con un contacto suficiente de padres a hijos como para poderles trasmitir en el tiempo que convivimos lo mejor que tenemos, como no lo trasmitieron en su momento nuestras padres a nosotros, y así la prioridad de la vida de la especie, con cierta tensión sobre la vida individual, el instinto de supervivencia, se somete, primero en la reproducción y despues en la educación hasta dejarles vivir como adultos y asumir que nuestro tiempo de vida se acabó y que ellos continuan en la Tierra en el lugar donde un dia estuvimos desarrollandonos como humanos. Y abrazar con dignidad cuando llegue el momento la etapa siguiente que se inicia con el abandono de este mundo conocido.

Porque si emprezasemos a desentrañar los viejos galileos que nos hacen creer en un sistema teológico coherente con la escritura, la tradición, el sentir dogmático de la Iglesia, tal vez nos parecería insignificante establecer que esa visión heliocéntrica que no consitieron a Galileo hoy sería desfasada por otros muchos galileos, mucho mas demoledores con las seguridades teológicas que daban sentido a nuestra fe.

Comenzaremos por la misma creación. Esta claro que igual que no existe sola este planeta, sino que multiplicando soles, con galaxias llegamos a cifras que nos emborrachas de ceros y aún con esas consideraciones de la dificultad que tiene la vida y esta inteligente para salir adelante, ante ese trillón de planetas que podemos estimar en el Universo que concebimos, que es con respecto a la materia un 5% de lo que se entiendo de debe ser incluyendo ese 95% del que no sabemos nada, llamados materia y energia oscura, si acaso que es el culpable de la aceleración de las galaxias entre ellas. Hoy casi podriamos denunciar que la el hecho de la Creación es en si tan acientifico como la Creación biblica en sí, que, centrada en la Tierra como centro de la realidad, da a entender que lo que Dios da de si es crear en un tiempo determinado una historia de salvación, con sus tres tiempos, creación, encarnación y parusía, y que después de esa escenificación de su creatividad amorosa ya no vuelve a hacer nada mas. No repite esta historia de amor, con una le vale a Dios para toda la eternidad. Por eso trasladamos la creación geocéntrica a un Bigbang del que sabemos muy poco, para que nos cuadre nuestra revelación biblica, y que por supuesto debemos limitar a uno solo en la sucesión espacio temporal (igual que antes limitabamos la realidad a esta tierra en la que nos movemos porque no sabemos como hacerlo en ninguna otra, de momento) y que si lo ampliasemos a trillones, como hoy lo hacemos con nuestro planeta, se nos volvia a ir de las manos cualquier coherencia con nuestra fe. Un encarnacion única, plenitud de los tiempos, a partir de la cual hay un tiempo de tensión entre el ya y todavía no, para que se implante el reino de Dios y cree un cielo y tierra nuevos.


Sinceramente creo que es el momento de abandonar esos puentes entre nuestra fe y el metodo de conocimiento cientifico, seguir intentando dar explicación a la realidad por medio de los datos que muestra nuestra dogmatica, en otro tiempo incontestable, y ademas con un viso de realidad de acuerdo a la mentalidad precientifica. No esperemos a que la ciencia se nos eche encima el dia que de un paso cualitativo, que deje mas fuera de combate nuestra mentalidad precienfica de la realidad y así tengamos que rectificar de urgencia para adaptar nuestra fe a alguna fisica cuántica y no sé que avance que Dios quiera llegue pronto porque estamos avanzando algo pero solo vislimbramos que somos unos tremendos ignorantes casi prehistoricos.

Hoy tenemos estos tres tiempos como pasos, como pascuas. Tiempos personales. Porque en cada vida de los creyentes existe un momento de creación, donde sale a escena, donde Dios le situa en un paraiso que desbarata, del que sale desterrado, que en el sufrimiento se puede convencer que necesita del que le puede dar la vida, que no puede vivir por si mismo. Y asi no puede cumplir la ley de amor por su fuerzas. Y asi acoge la buena noticia de que en Cristo se nos regala el Espiritu Santo que nos hace una nueva creación, en la que participamos en la iglesia, que es el cuerpo de Cristo, en el que nos incorporamos en el momento de iniciar nuestra vida cristiana y que en su momento culminara es participar plenamente de ser hijos de Dios unidos al Hijo Unico, momento de la nueva creacion, cielos y tierra nuevos que resplandecen sin sombra. En tiempo de nuestra vida en Cristo, lo que nos ha prometido en Jesús, la parusía gozosa del fin del mundo.

Esta es la resurrección de Cristo, que acontece como signo de una resurrección a una etapa de existencia a la que somos invitados por Dios, unidos a Jesús. Porque desde tiempos de los profetas el pueblo de Israel cree en una resurrección mitológica, en la los muertos volverían a la vida, al final de los tiempos, y Jesús aprovecha ese marco religioso para anunciar una resurrección que con Lázaro la perfila como que es él mismo. Ya sabemos que resucitaremos al final de los tiempos y Jesús puntualiza que él es la Resurrección y la Vida. Que entrar en el tiempo del hombre nuevo creado desde Jesús, con el Espiritu Santo que nos ha ganado, es en sí la resurrección. La cristificación que comienza en nuestra vida cristiana, a pesar de ser una sucesión de pecados y de vueltas atrás, pero que ya para Dios esta completada pues nos ve a sus hijos, a Jesús en cada cristiano. Y ésta etapa de existencia gozosa en el Señor ha de ser la única, la última, la definitiva, la de la vida eterna. De nuevo volvemos a limitar a Dios. A restarle con nuestra necesidad de cerrar su poder y gloria para entender algo. Como los que no entendian como se puede resucitar si una mujer se ha casado en su vida terrenal con varios hermanos. Y Jesús vuelve a hablar de la resurrección como una existencia que desborda nuestras concepciones actuales, diciendo que en el mundo venidero seremos como ángeles, que no es decir mucho, pero que sabemos algo de ellos y es que hacen la voluntad de Dios (por eso le pedimos al Padre que se haga en nuestra tierra, como lo hacen en el cielo) que ven el rostro de Dios, que se nos asigna uno y que montan una fiesta cada vez que un pecador se convierte de veras. Pues es maravilloso el estado de beatitud que Dios nos ha abierto en Jesús, pero sin limitarle. ¿Porque Dios no va a ser tan grande que despues de este estadio no nos invite a otros muchos, tal vez algunos trillones de ellos o más. ¿Porque a Dios se le va a acabar su infinitud, su bondad, su ser Dios?

Hay un movimiento dentro de la nueva era que me pareció interesante, que tiene que ver con los que se aventuran a vivir de una energía directa sin mediar el alimento. Hay un versión de prana, desarrollada y extendida por una señora australiana y que en su libro, nosotros los dioses ascendidos da a entender que vivir sin tener que comer es como ser un dios. Hay un hombre indio que propone un proceso, el sungazing, que te habilitaria, no siempre, si en su caso y parece que en muchos mas, a vivir de la energia del sol. A mi me parece mas simpatico y mas autentico este señor Hira. Pues lo que queria comentar es que uno de los que viven sin comer, un argentino de nombre Victor Truviano, hacia un comentario que despreciaba a los que viven del sol. El, sin embargo no necesita beber agua sino solo respirar. Curiosamente si al ducharse (dice que lo hace 5 veces al dia para absorver al menos una gotita de agua) si se moja la coronilla se desmaya porque deja de recibir la energia que le mantiene vivo y sin comer. Pues dice este Victor que los del sol estan dependientes de algo, y que no son tan libres como él. Y a mi me parecio que comamos lentejas, sol o prana del aire, somos dependientes de un Dios nos ha invitado a la vida, que sabe de nuestros pecados, que tiene contados nuestros pelos. Que es infinito pero que sabe descender a cada una de sus criaturas. Y que la invita a crecer para que participe de su vida divina, pero que nunca deja de ser Dios. Por eso no creo que el señor Victor deba de dejar de darle gracias al que le permite estar vivo, pisando esta tierra, teniendo un cerebro y un corazón, y especialmente viviendo esa particularidad de alimentarse del prana del Dios santo.

De ese modo en el cielo no se agota Dios. Debe existir un crecimiento externo, de la civilización, que tal vez en unos años o milenios vivamos sin esta limitaciónes, hoy casi inconcebibles pero que unos hombres anticipan, viviendo de energia directa, sin mediar la alimentación, y como esto tantas otras cosas que hoy ni nos podemos imaginar. Pero el crecimiento individual al que Dios nos invita en Jesús, y en otras inimaginables maneras sea en otros planetas o en este mismo, asi como dimensiones, ambitos de existiencia, etc. es el que me parece más fascinante.

Sinceramente que ampliar la mentalidad no supone perder lo básico. La conversión sincera. La oración de la que sólo el Padre, que ve en lo secreto, y que le da el Espiritu a los que se lo piden dia y noche. Porque precisamente los que quieren ascender, como estos dioses que no comen, sin cambiar su corazón, pueden ser los que desde una mentalidad primitiva se han llenado de poder, y de ahi a la soberbia y a creer que ya no necesitan a Dios hay sólo un paso. Por eso es mejor no aspirar ni a carismas, ni a vivencias místicas, ni a experiencias muy paranormales y gratificantes, sino esperar si Dios quiere darlas por añadidura y valorar, como Santa Teresa, lo que nos hay hecho avanzar en dones del Espiritu. Ser como niños que necesitan que Dios venga a buscarlos. Clamar desde el corazon, Jesús, ten piedad de mi. Recibir la Palabra que nos crea como hombres nuevos, de la nueva creacion en Jesús. Orar como Jesús no ha enseñado, venga tu Reino.

No hay ningun tipo de divorcio entre ser abierto a liberarse de tantos galileos y a su vez no solo perder la fe, sino hacerla fuerte como la que mueve montañas, con un proceso cristiano que recibe con gozo nuestra riqueza de nuestro hermanos místicos que nos precedieron. Pero lo más importante es, sobre todo en este tiempo de cuaresma, vivir de la fe, del desierto, donde nace un hombre que da gloria a Dios que puede entrar en la tierra prometida porque ha nacido en el desierto, donde vive porque Dios le cuida.

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