martes, 15 de marzo de 2011

Liberanos del Malo

¿Que es el Malo? En el Padrenuestro se entiende que la situación del orante es de esclavitud. Si entendemos que líbranos da la impresión de que no queremos que nos moleste el Malo le estamos pidiendo a Dios que nos deje en paz con esta salvación que Jesus nos trae, que haga las cosas de otra manera pero sin hacernos padecer como Jesús. Que no nos tiente el Malo. Que no nos pase ningun mal. Que nos aparte la cruz. Que no nos pase como a Jesús que murió en una cruz. Que vivio en el desierto tentado por el Malo. Que no sea como dice Jesús que se al Maestro le pasa no le va a pasar al discípulo. No creo que un cristiano quiera dejar de ser y vivir lo que su Maestro y que le diga que ya pagó Jesús por el y que no hace falta que sufra como Jesús sufrió. Que ya todo es fácil, sencillo, cómodo y automático. Y lo peor es que hay quienes lo creen así.
Nos dirijimos al Padre para que en el nombre del que ha vencido al Demonio y a la muerte, el en Nombre que ha dado a Jesús, sobre todo otro nombre y poder, nos libere del que nos hace mal, del Malo. La misma misión de Jesús se describe como el que pasa su vida haciendo el bien, curando y liberando a los oprimidos por el Diablo. Entendemos que el proceso de liberación, de acción del Espiritu Santo, de santificación tiene una manifestación activa evidente. Un paralítico que anda, un poseído que es liberado visiblemente. Es un momento que Gracia en el que Dios manifiesta por su Hijo un signo de amor. Igualmente nos pasa en este tiempo a nosotros. De esta manera nos aviva la fe, nos alienta, nos da esperanza. A veces es una comienzo para lo que después será atravesar el desierto donde no hay plagas sino que vivimos del recuerdo de lo que Dios hizo con nosotros. Otras será un proceso puntual para alguien que necesita este paso pero que ya no va a volver a dar más. Se queda ahi y es lo que le corresponde en la vida. Antes pensaba que era por una mala pedagogía. Pero hoy pienso que no todos los cristianos tienen que responder a ese proceso de cristificación lento y lleno de noches y purificaciones.
Pero normalmente el proceso de la cruz es este del sufrimiento en el que se desarrolla la fe, un proceso santificador. Y un proceso lento, vital, incorporado en nuestra propia madurez humana, en la que Dios va liberando los elementos el hombre nuevo, el hombre segun el demonio, y va haciendo construir un hombre segun Jesucristo, regenerado para la vida eterna, una vida en la que la muerte no le afecta. La muerte es el estadio actual en el que experiementamos la falta de conexión con Dios. Y lo que nos espera, el cielo, es participar de lo que vive Jesús, vivir y alimentarse de la voluntad del Padre, unidos a él. Y ya en esta vida se esta generando este hombre celestial, que vive como Jesús y hace las obras suyas, las de los hijos de Dios.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Evangelizar

Evangelizar
Anunciar una noticia estupenda, tan importante que en ella te va la vida. Con ella tu vida ya no es igual que antes de recibirla. Decimos que si nos toca la lotería, si nuestros familiares se mueren, si una enfermedad incurable toca a un hijo o a nosotros mismos, que ya nada es igual. Es algo que implica un cambio, un planteamiento de toda tu vida distinto. Pues algo asi es el Evangelio de Jesús cuando viene en la clave que tiene que venir. Porque no sólo es el anuncio de una verdad que te compromete, es el anuncio gozoso de un acontecimiento a partir del cual tu vida ya no es igual, sino que se abre a una expectativa inigualablemente mejor.
Por supuesto que traicionamos el espiritu de la evangelización cuando hacemos de una noticia fabulosa, de la que se desprenda nuestra felicidad en un grado inmejorable a una mala noticia. Cuando los que la oyen piensan que vivian mas felices antes de haber recibido una amenaza de infierno o una situación que les condena o les angustia. Cuando después de saber de Jesucristo preferirían haberse quedado como estaban. Del Evangelio, donde eu en griego es buena, a la predicación que nos hace sentirnos atrapados. No podemos escapar de ese chantaje de ser buenos, de convertirnos, de hacer esto o lo otro porque nos estamos jugando la condenación eterna. Y fruto de ese planteamiento es un rechazo formal, intenso, que la modernidad, desde un planteamiento materialista hasta espiritualista tienen hacia nuestra realidad cristiana.
Sin embargo nuestra Palabra es justamente una bocanada de aire fresco, que nos da vida, que nos abre a una posibilidad imposible, propia de Dios, del Dios de los imposibles. Hacernos igual a Cristo, una visión de Dios. Pues en Jesús se expresa Dios, diciendonos dos cosas, como es El y como quiere que seamos, que lleguemos a ser imagen y semejanza, igual a Jesús en amor y fe. Y en Jesús, que es el Evangelio, hay una esperanza, Dios nos comunica hasta que punto nos ama. Nos quiere abrir un camino de plenitud. Y la constante, la clave es el amor de Jesús, del que ama hasta el extremo a Dios y al hermano. Todo lo que no comunique este amor es una mala expresión de la Palabra de Dios.