jueves, 21 de marzo de 2013

Padre nuestro

Padre nuestro, que estas en los Cielos Santificado sea tu Nombre Bendito y glorificado seas Padre bueno. Padre de Jesucristo. Padre amoroso, que sabes de mi vida, que tienes mis pelos contados, que sabes mucho mas de mí que yo mismo. Que sabes lo que necesito. Lo que me impide ser feliz. Porque tú quieres lo mejor para mí, y lo mejor eres tú mismo. Lo más propio de ti es tu santidad y me quieres santo para que viva la misma vida que tú vives. En Jesucristo nos has mostrado la santidad, que consiste en amar por encima de toda posibilidad, como una montaña que se mueve por la fe, como un muerto resucitado, como una estéril que tiene un hijo. Amar en la dimensión de la cruz, amar al enemigo, algo imposible, pero que nos muestras en Jesús y nos profetizas que en el Espíritu que nos regalas en el resucitado vas a hacer conmigo. Gracias por poder santificar tu nombre, porque un día tu nombre será santificado y te poder amar porque tú me has amado primero y me has dado un corazón que ama. Venga tu Reino. Reina en mí, reina en cada criatura tuya. Y así tu nombre sea glorificado. Como Jesús te dio gloria cuando permitió que reinases en su vida. Y nos invitó a que el Espíritu viniera para reinar en cada hombre, en cada criatura. En todo el Universo tu Espíritu escudriña a todos tus hijos, y les invita a llamarte Abba. Unidos a tu Hijo Unico,amado, en el que reinas y en el que recibimos la comunión contigo y entre nosotros para que reines para tu gloria, para que tu nombre sea santificado. Hágase tu voluntad en la tierra como el en los Cielos Gracias por tu Palabra, hecha hombre. Gracias por enviarme tu Palabra, tu voluntad para que se haga en mí. Para que nazca ese hombre nuevo que hace tu voluntad, que es Cristo en mí. Que hace en la tierra lo que hacen los cristificados, los unidos a tu Hijo, el que hace tu voluntad uniendo el Cielo y la Tierra, abriendonos una puerta para entrar en el Cielo, siendo en Jesús un solo Cuerpo en el que su cabeza ya está en el cielo y por el que participamos de lo que vamos a vivir después de esta tierra, hacer tu voluntad en el cielo, como lo están haciendo los que están plenamente unidos a Cristo. Danos hoy el Pan de mañana. Danos el Pan del que se alimentaba Jesús en la tierra, del que se alimenta el cristiano, el que como Jesús su alimento es hacer tu voluntad. Danos a Jesús, el Pan bajado del cielo, para que tengamos el alimento que nos alimenta para la vida eterna, que tu Palabra sea nuestro alimento, tu Palabra que es Jesús, tu Hijo, en el que venimos a ser hijos tuyo. El alimento del cielo, del mañana, de la etapa a la que nos invitado para dar un salto que nos acerque a ti, Padre santo, para vivir en tu santidad, que nos has mostrado en Cristo, nuestro amigo y alimento, en que que nos unimos a ti y a los hermanos de tu Creación Perdona nuestras deudas, como nosotros perdonamos a los que nos deben. A ti que nos has dado, nos das y nos darás todo lo que somos, te debemos todo, y solo podemos agradecértelo, reconocerte como el Único de nuestra vida, amarte con todo el corazón a ti y a ti en el que este próximo. Pero esa deuda de amor no te la devolvemos, sino que nos apropiamos de tu gracia haciéndola nuestra, cayendo en el pecado, en vernos independientes de ti. Y así nos das el estar fuera de ti, muertos porque tú eres la Vida. Por eso te pedimos que podamos reconocer que tú eres merecedor de que demos todo lo que tenemos, y esperamos que nos perdones, de la misma manera que perdonamos a los que nos deben algo les cancelamos sus deudas, porque tú nos has perdonado en Jesús, nos has dado el Espíritu Santo que nos hace santos, para que estemos en paz contigo, Padre de las luces. En ti nos encontramos como en casa, perdonados, gracias Padre bueno. No nos dejes caer en la tentación. En la única tentación. En creer que somos sin ti. Tú que eres la luz, creer que nuestra luz no es tu luz que nos hace resplandecientes. Creer que podemos ser sin que tú nos estés creando, salvando y santificando en este mismo momento. La tentación de toda tu creación. En la que al caer nos separamos de ti. Danos el don de discernir, de recordar lo mal que nos hemos sentido cuando hemos pecado. Danos la alegría de la inocencia, de vivir en tu voluntad, santificando tu nombre y participando de la santidad de Jesús, en el que nos has dado todas las gracias. Líbranos del Malo Líberanos del que no conocemos, del que nos engaña, nos mata, nos esclaviza. Es más fuerte que nosotros solos pero en ti somos vencedores del Malo porque tú le has vencido en el amor de la cruz. Y así poder santificar el nombre del Padre. Amén Padre nuestro, que estás en los cielos Santificado sea tu Nombre. Tu nombre santo. Tu Nombre glorioso. Bendito y alabado seas Padre bueno. Que te podamos dar gloria y santidad desde nuestra santidad tú seas glorificado. A ti la gloria, la honra y la majestad. Porque tu eres bueno y quieres hacernos buenos para que participemos de su ser, de tu ser amor. Venga tu Reino. Que tu amor reine en mí. Que tú reines en mí Padre. Que tu Hijo sea mi rey y mi salvador. Que mi vida sea dócil al sopo de tu Espíritu. Que pueda hacer tu voluntad y así glorificar tu nombre. Borra toda culpa, lava mis delitos para que vengas a mi vida a reinar. Que mi vida sea tu morada y tu estés contento. Que no vuelva a entristecer al Espíritu. Te pido que venga tu Reino para todas tus criaturas, a las que conoces personalmente, que son importantes para ti todos en particular. De toda la Tierra. De toda esta galaxia. De todo el Universo, o universos o dimensiones o lo que tú sabes y amas y por eso lo has creado. Para iluminarlo y llenar de felicidad. Para que conozcan el amor que eres tú y que nos has comunicado en la vida del hombre Jesús de Nazaret y que comunicas en de la manera que has dispuesto para cada hombre de tu creación. Para que en cada uno reines y sea haga tu voluntad de amor y paz. Hágase tu Voluntad. Hágase Jesucristo en cada hombre. Pues es tu voluntad para todos y cada una de tus criaturas. Que se haga un nuevo nacimiento, una nueva oportunidad de amar como Jesús ama. De esperar, como Jesús espera. De fiarse de tu amor, como Jesús se fía. Que el Espíritu Santo nos de fuerzas para creer que tu voluntad es lo mejor para mí, para cada uno. Que las estrellas, las galaxias, los universos hagan tu voluntad, desde la totalidad de tu creación hasta la más minúscula realidad. Que las células de mi cuerpo hagan lo que tu quieres. Que todos los hombres estén atentos a tu Palabra, para que podamos decir amén y que el Espíritu Santo nos cubra y haga ese hombre que te da gloria porque hace tu voluntad. Danos hoy el Pan del mañana Permítenos pedirte en comunión contigo, Jesús, y en comunión unos con otros, tu voluntad. Que todos seamos uno para que el mundo crea que tú nos amas y les amas a cada uno. Que tu alimento, Jesucristo, sea para nosotros ahora, como lo va a ser en el cielo, en esa etapa de la vida eterna en la que nos invitas a participar de lo que es tu Hijo Unico, el que hace tus obras, tu voluntad. Que en este momento podamos ser hijos tuyos para que el Espíritu clame Abba, hágase tu voluntad, reina en nosotras para que tu nombre sea santificado en esta comunidad de hermanos en la que nos has regalado vivir en el poder de la resurrección del Jesús, que vivió del alimento de hacer tu voluntad y del que nos alimentamos como el verdadero pan bajado del cielo, que nos da la vida eterna, hacia donde vamos a hacer tu voluntad mañana, dándote gloria en comunión con tu Hijo Perdona nuestras deudas. Perdón Padre mío. Tú me ha dado todo y yo sólo me lo he apropiado. No podía darte nada más que las gracias y lo que podía darte te lo he negado. Perdón Padre. No nos dejes caer en la tentación Dame el don de discernimiento para saber que es lo que quieres que decida, que no me nuble la pasión, sino que pueda elegirte a ti, en lugar de perderte por lo que no llena el corazón. Y líbranos del Malo Liberamos de las ataduras con las que nos ata el Malo, para desde la libertad del Espíritu santificar tu nombre haciendo tu voluntad, Amen. Padre nuestro, que estas en los Cielos. Santificado sea tu Nombre. Bendito sea tu Nombre. Te pido Padre bueno que en Jesucristo pueda santificar tu nombre. Que en el Espíritu Santo que me das en tu Hijo pueda santificar tu Nombre, al dejar que tu obra se pueda realizar para proclamar tu santidad, para que en mi santidad tu nombre sea santificado, para ser santo como tú eres santo, para gloria tuya. Sin mirarme a mí mismo, sino amándote a ti, Padre santo. Te doy gracias por tu Hijo, en el que me das todos los bienes. Que tu Nombre sea santificado en toda tu Creación. Que todos los hombres, animales y plantas glorifiquen tu nombre y se haga tu voluntad, que es amar según la santidad que nos has mostrado en tu Hijo que muere en la cruz amando para saber cuál es tu rostro y que se cumple el que nadie puede ver tu rostro y seguir viviendo, pues el que ama de la manera que lo hace Jesús, pierde su vida por amor. Y tú le resucitas en la resurrección de tu Hijo, pues participa de ser hijo tuyo en tu Hijo Unico. Le incorporas en su Cuerpo para darte gloria unido al que te glorifica, Cristo Jesús por toda la eternidad. Amén. Venga tu Reino. Reina en mí, Padre Santo. Que tu Espíritu reine, que le dé permiso para que haga su obra, que pueda glorificar y santificar tu Nombre, en el poder de la resurrección de Jesús. Amen. Hágase tu Voluntad en la Tierra como en el Cielo. Que tu voluntad, Jesús en mí, se empiece a cumplir ahora, que pueda crecer en el amor, la fe y la esperanza para que la Encarnación se haga en mí, se cumpla en mi tu voluntad. Venga tu Palabra en mi vida, acampe entre nosotros, y la pueda acoger, para desde ahora vivir en el Cielo, en la etapa de santidad que nos has anunciado en Jesús. Que tu invitación a vivir en el estadio siguiente, en el cielo, haciendo tu voluntad, unidos con tu Hijo y con los que están cristificados, se haga real ahora mismo. Que venga tu Espíritu y nos santifique porque tu nos quieren santos, como tú eres santo. Porque quieres que seamos tu imagen, y en Jesús nos has recreado para que seamos tus hijos y te demos gloria haciendo la voluntad que tienes para cada hombre. Amen. Danos hoy el Pan del mañana. Danos hoy tu Palabra. Que tu Palabra sea dulce como miel a mi paladar. Que me pueda fortalecer comiendo el verdadero Pan bajado del cielo, para que no guste la muerte del alimento del orgullo, de la soberbia, de la mentira, del odio. Que me alimente del Pan del que pueda amar al que me odia y salvar al que me mata. Pues el Cristo me has regalado una Palabra que me recrea, que me hace un hombre en un estadio superior, en el que vivimos de tu voluntad, no de carne y sangre sino de tu Espiritu, nacidos del agua del Espiritu somos espíritu que no muere, sino que vive en tu Vida, vive tu propia vida, pues el don que nos haces en Jesús es vivir la vida de la misma Trinidad, del Hijo que recibe la vida del Padre. Del que respira la respiración del Dios, del espíritu que está en el Espiritu Santo. Para glorificarte, para crecer en tu infinita escala de amor. Tú, el amor que no se acaba. El dinamismo que pasa en dimensiones cada vez más imposibles, pues tú eres un Dios de los imposibles. Y Jesús es el imposible de amar en el que nos has mostrado tu Palabra, tu voluntad y lo que tu mismo eres, y lo que quieres que seamos. Y nos invitas en ti Iglesia a comer a Jesús para que crezcamos en Jesús y te demos gloria haciendo tu voluntad. Amen. Perdona nuestras deudas. Perdona a nuestra comunidad. Nuestra deuda de amor. Porque tu nos has dado todo y nosotros no hemos reconocido tu amor. Por eso la deuda nos oprime, nos hace daño, nos separa de ti, todo bien y felicidad, tu Dios santo y bueno. Te pido perdón por mis pecados. Te pido perdón por los de mis hermanos, que son igualmente míos, pues en ti hemos venido a ser un Cuerpo, un Yo unido a ti en tu amor. No nos dejes caen en la tentación. No nos dejes que nos apartemos de ti, de tu voluntad, de tu Espiritu. No dejes que me olvide de tu amor. Que dude que tu amor. Que me crea que no me amas. Y Librame del Malo. Liberame para amarte en tu libertad, amen. Santificado sea tu Nombre Padre bueno. Que tu nombre sea santo en la santidad que quieres hacer, a pesar de mi indignidad, de mi cabezonería por pecar, tú seas glorificado, Padre amado Venga tu Reino Y reine en mi tu misericordia, ten piedad de mí, pecador Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo En tu cielo, en los cielos, en los que no conocemos, no podemos ni tan siquiera sospechar, se hace tu voluntad, así nos revela Jesús, por eso queremos que en los cielos, a los que nos has destinado en la persona de Jesús, resucitado para nuestro bien, según el designio de tu amor para con nosotros, podamos estar desde ahora, cumpliendo tu voluntad, que es dejarnos hacer por tu Espíritu Santo hasta llegar a ser santos como tú eres santo, perfectos, como tú eres perfecto, como muestras en el hombre que ama de tal manera que podemos ver en él el rostro del Padre bueno. Padre que estas en los Cielos Que vives mucho más allá de mi pobre comprensión, y más allá del cielo al que no puedo llegar, hay otros cielos. Y aun así quiero entenderte, quiero saber de ti y controlarte. Padre, tú en Jesucristo nos has revelado tu amor. Eso es lo que nos has querido decir, es tu Palabra para nosotros, y para que sepamos de ti y sepamos cual es tu voluntad para cada uno, que seamos hijos con la misma vivencia que el Hijo Único, amada en exclusiva por el único Dios que ama con toda su plenitud. Esta vida es la que nos quieres regalar en Jesucristo, ser hijos tuyos unidos en el Hijo, en el que recibe en el eterno ahora tu amor y te bendice y te lo agradece y nosotros en su amor nos unimos en la alabanza eterna con todas tus criaturas, en el Espiritu Santo que nos permite alabarte Padre bueno. Amen Santificado sea tu nombre En este planeta eres el Unico Dios y Padre de Jesucristo. En este sistema solar eres en Unico Dios. En esta galaxia eres en único Dios. En este Universo eres el único Dios. En toda la Creación que es tuya eres en Unico. Aunque cada ámbito tenga ángeles, todos están a tu servicio y reciben tu luz para trasmitirla, pero tú eres la Unica Luz que ilumina y da vida a la Creación. Padre bueno, bendito sea tu nombre. Venga tu Reino. Venga Jesús a cada uno. Que cada hombre sea Jesús, un hombre en el que reside la gloria de Dios en un cuerpo de hombre. Porque en Jesús, que muere fiándose de que tú le amas, amando hasta el extremo, dando la vida por sus enemigos, devolviendo bien por mal, nos das una Palabra que al acogerla nos transforma en el mismo Jesucristo, haciendo tu Espíritu de un hombre según el egoísmo y la muerte, según el infierno en el que estamos encerrados, en nuestro egoísmo, un hombre que vive la vida de Dios que acoge a todos los hombres en su yo. Que sufre sus limitaciones y miserias y camina hacia el hombre que da gloria a Dios. Y desde ese Yo del Hijo clamamos en el Espiritu, Venga tu reinar de amor, de paz. Te decimos con Jesús, venga tu Reino, una sola voz, un solo hijo tuyo, Unico, al Padre Unico, en el Espiritu que nos hace clamarlo, Venga tu Reino. La más pequeña hormiguita, cada uno de nosotros, nuestra pecadora iglesia se une a esa petición, reina, venga tu reinar. Y así empezamos a participar de la siguiente etapa que nos invitas a vivir en Jesús, en la que intercedemos para que venga tu Reino, unidos al que da su vida para que venga, a Jesús. No entendemos mucho, no vemos mucho. Pero lo que vemos nos sirve para vivir lo que nos invitas a vivir en Jesús. Y así santificar tu nombre Padre de las luces y el amor. Padre nuestro, que no te entendemos, que estás en los Cielos, que no alcanzamos a saber lo grande, lo bueno, lo tierno, lo dulce, lo amoroso, pero que nos has mostrado en Jesús lo inconcebible de ese amor, que es como un hombre que ama a su enemigo.

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