jueves, 15 de marzo de 2012

El Espiritu Santo

¿En que es Jesús Hijo de Dios? Evidentemente en su manera de amar, en que hace las obras de Dios, de amar como ama. Ama a Dios y a todos los seres. Esta es la Voluntad de Dios. Y en Jesús somos creados segun la imagen suya como un hombre nuevo que puede, en el Espiritu que nos regenera, amar hasta hacer obras iguales a la de Jesús, y como él nos dice, hasta mayores.

Así el hombre que nace del encuentro con Jesus empieza ahora en vida a vivir como Jesús, en una continua e intensa aspiración a un nivel de conciencia superior, clamando día y noche al Padre que su Nombre sea santificado, que su Reino venga, que se haga su voluntad, que esta voluntad, que es Jesucristo, se haga en nosotros como se hace en el cielo, en el lugar donde los cristificados, unidos al Cristo, hacen la voluntad del Padre. Que sea este hacer su voluntad nuestro alimento, que hoy ya sea lo que nos mantiene vivos, la Palabra de Dios en nuestras entrañas, como Jesús vivió y vive con ese alimento que es hacer la voluntad de su Padre y llevar a cabo sus obras para gloria de Dios. En este momento, la santificación del cristiano es un salto hasta la santidad de Cristo, la que Dios nos ha invitado, para ser una nueva criatura que hace su voluntad, a diferencia del hombre viejo, según Adán, que optaba por desmarcarse de la voluntad de Dios, poniendose en el puesto de Dios para suplantarle y ser como él. Y lo cierto es que Dios siempre ha querido que participasemos de su vida divina, que lo mas importante que tiene él, el ser amor, el amar, lo vivieramos hasta ser imagen y semejanza suya. Y después de romper esa voluntad de Dios, y ante la imposibilidad de reconstruir lo que el pecado de Adán destruyó, Dios mismo cumple su promesa de suscitar el profeta, su Hijo, para que recreandonos como hombre según en nuevo Adán, volvieramos a poder vivir en el proyecto original de Dios para el hombre, el Edén donde podemos comer de todos lo frutos menos del arbol de fruto del bien y el mal, o lo que es lo mismo, suplantar la voluntad de Dios al decidir que es bueno o malo.

El cielo es una expresión muy elocuente. Miramos al cielo y vemos una bóveda celeste que nos impide ver mas allá del mismo cielo. Es inalcanzable y a su vez es el techo que nos hace tener la impresión de que la tierra es lo unico que existe, y así lo creyeron nuestros antepasados hasta hace bien poco. La noche era una ausencia de luz azul y a cambio lucian una bonitas estrellas y la luna. Eso es el cielo, un techo de nuestra evolución. Por eso es que el hombre es un ser de la tierra pero también un hombre con vocación de cielo, de llegar a un infinito que no puede alcanzar por si mismo pero que eso no impide que lo anhele, que lo pida al que puede darselo. Y es en si esa inquietud, esa aspiración a la vida, esa superviviencia que nos corroe como una vocación celestial, la que expresa mejor que nada la acción del Espíritu Santo. Pasar de ser los medio animales que utilizar la inteligencia de la misma manera que los toros sus cuernos y los leones sus dientes, o sea, para sobrevivir y comer, a utilizar nuestras capacidades conscientes para aspirar a la verdad, para buscar nuestra identidad y la identidad del Todo. Y del que esta detrás de ese Todo. Y llegarle a conocer. Esa idea todopoderosa de que debemos desacernos de concepciones antropomorficas de Dios, y dejarle de mirarlo como persona es muy normal en cierto ambiente de la Nueva Era. Defender como dogma de un credo ya asumido por esa mayoria, indiscutible, en el que podemos recrearnos y que ya consideramos superado. Sin embargo el ambiente espiritual y filosófico de donde provienen esas concepciones advaitas no estaba tan decantado por esa visión monista. Ramakrishna, que es poco sospechoso de no representar el pensamiento y la mistica hindú, defiende que Dios es mas que todo lo que podamos atribuirle, y que si bien puede ser impersonal, no tiene porque negarsele ser personal, puesto que es una riqueza más a la que el no debemos cerrarnos. Ante todo es mas de lo que nadie puede catalogarle. Por eso cerrarse a conceptos muy bien delimitados puede ser otro antropomorfismo, esta ver en cuanto que el hombre tiende a atribuir a Dios lo que él no es y negar de Dios en lo que se parece. Al final una limitación de nuestra pobre concepción humana.

Limitados como estamos en este mundo, el pasar a ser resucitados, en el sentido que Jesús expone ante la hermana de Lázaro, en la que la resurrección de los que creian en esas imagenes algo grotescas de muertos levantadose de las tumbas, para sopesar sus acciones, como asume el cristianismo haciendo una linea con el judaismo, pues se hace Jesus mismo. Yo soy la resurrección y la vida. Resucitar es cristificarse. En unido a Cristo ya no muere, sino que salta a la vida eterna, unido al que ya no muere, el que ha vencido a la muerte en su resurrección y con su resurrección ha resucitado a los que creen en Jesus. Es resurrección de la que nos habla Jesús que no se entiende sin entrar en la superación de la gloria de Dios. Que no puede aplicarse conceptos mundanos, sutiaciones actuales, como la que les exponen de una vuida que se casa son cada uno de los hermanos. No tiene que ver con esa manera de vivir, sino que en ese tiempo, en el cielo, seremos con los ángels. Pues nunca hemos sabido bien como son los ángeles, pero si parece que son algo superiores a nuestra vida animal, en la que necesitamos reproducirnos casándonos. Pero ¿será esta beatitud, este estadio que Dios nos ha regalado en su Hijo lo definitivo, el ultimo y unico cielo? Ahi esta la limitación. Cuando Pablo habla de varios cielos. Cuando nos abrimos a la misma creación que nos desfasa casi infitinitamente, sumiendonos en una sensación de ser gusanos o cucarachas incapacitados para entender nada, pasando de pavonearnos de ser unos animales privilegiados que lo saben y comprenden todo a ser unos topos ciegos que empiezan a vislumbrar que sus sentidos, su cerebro, su percepción de la realidad es limitadísima. Ese 95% de la materia que no podemos ni concebir, energía oscura y materia oscura, en la que se alojan dimensiones, realidades, hermanos, angeles, de la que no sabemos nada de nada y que hace tan poco sabemos que algo debe existir y que tal vez lo que tomamos como leyes de fisica seguras y constantes es solo una porción minúscula de la realidad, o de algun tipo de realidad.

Hay una tentación de que a pesar de que vemos que las cosas habituales, sencillas y cotidianas son mucho mas complejas e incomprensibles de lo que parecía en un principio, de que un parte del cuerpo tiene un diseño que una arquitecto humano tal vez nunca hubiera acertado con el. Reacción quimicas, biología sabia. Tantas maravillas que nos desbordan. Y no hemos salido de la tierra, que será lo que haya mas alla. Es como si todo estuviera demasiado bien hecho. Sin embargo esta tentación es la de creer que lo realmente importante es sencillo, casi de tontos. Se guia por leyes y particularidades muy faciles con comprender. Como si lo dificil se hubiera quedado para el combinado de hormonas y no se cuantas cosas que tiene el mas sencillo cuerpo de un mosquito y las cosas del cielo, de Dios, de la conciencia, de la realidad última, se pueden concebir a la baja de nuestras capacidades. Mas bien Jesús nos invita a dedicarnos con todo nuestro potencial, los esforzados del reino, buscando el reino con todo el empeño, aspirando a la verdad, por encima de aplausos humanos, de reconocimientos sociales. Porque lo importante, lo de Dios, no he de ser nada fácil, nada uniforme, nada general, nada simple y casi apto para vagos y perezosos. Tendemos a soluciones fáciles. El monismo de la nueva era, con la que se curan de todo tipo de esfuerzo a la verdad, ya esta todo dicho, todo es Uno y yo soy parte de ese Todo y mira que bien que ya lo sé todo y no tengo nada mas que chulearme de lo que sé. El fundamentalismo de la escritura, de la dogmática eclesial, del magisterio y la tradición. Cerrar la última verdad y quedarnos tranquilos, ya esta todo inventado, descubierto y no debemos sino rechazar cualquier otra visión que nos descabale nuestra verdad, porque para eso tiene la Iglesia la exclusiva del Espiritu Santo. Sólo que ésta nuestra Iglesia es una entre muchas otras de un simple planeta entre muchos otros, tal vez trillones de ellos, de algun ambito de realidad. Y no es que no tenga la verdad. Sino que tenemos lo que tenemos, lo intentamos aprovechar, es el don de Dios, es regalo mayor que nos ha hecho Dios junto con la vida, Jesús, que es su Palabra, que es lo que es Dios y lo que Dios quiere que seamos.

Porque en Jesús se culmina la voluntad de Dios para el hombre, en la situación en la que estamos ahora. Si todos los hombres de cristificasen seria más que estupendo, el paso humano sería útil y por nuestro anhelo es que el Evangelio de esta buena noticia de que el hombre tiene solución y felicidad en lo que Dios nos viene a regalar en Jesucristo. Nada de proselitismo, de ser muchos, de ser mas poderosos. Es porque entrar en la corriente de gracia de Jesús es un gran bien. Pero creer que en este nivel, tan maravilloso como lo vemos ahora, siendo como angeles, viviendo lo que con respecto a nuestra vida es vida eterna, viendo a Dios cara a cara como lo ve Jesús, siendo como es el porque lo veremos dice la carta de Juan. Creer que este nivel del cielo agota a Dios es volver a limitar su gloria. Aun con la grande que parece, como si fueramos hormigas que se les invita a subir al Everest, es inconcebible. Pero Dios lo es mas. ¿No habria de ser Jesús una etapa mas en el ascenso hacia Dios, a dar la gloria a Dios? Como sería, no podemos ni imaginarlo. Simplemente es aplicar la misma apertura a la grandeza de Dios, que le dabamos cuando saltabamos de una concepcion geocentrica con sus tres tiempos que no cuadran fuera de esa visión donde Dios crea la Tierra , envia a su hijo a la tierra, unica realidad en el tiempo y espacio y finalmente hace terminar esta tierra para crear otra tierra y cielo, a otra donde la vida esta presente en este universo, en otros tantos e inconceblibles universos con su bigbanes, sus dimensiones inconcebibles que nos desbordan. Y aun esta Dios presente en cada hombre, sabiendo de cada brizna de hierba que se mueve en este planeta y en tantisimos. Cuando solo en este planeta ya se habria ganado el titulo de Dios. Que sabe de mi corazón, que tiene mis pelos contados, que quiere hacer una historia de salvación preciosa y perfecta, conmigo, con mi comunidad, con mi iglesia, con mi planeta,con mi universo, con todas sus criaturas. Que es Dios y que su gloria supera todo lo que podamos decir de El. Tanto problema de que su Hijo se manieste tantos planetas como Dios ha creado, con humanidades que necesitan al Dios hecho hombre.

Porque lo que Jesús tiene de Dios, de Hijo de Dios, de expresión del amor de Dios, es precisamente este anhelo de ascender, de conocer la voluntad de Dios que es mayor que El. Es la misma dinámica del paso del hombre orante al hombre resucitado en si mismo la Palabra de Dios. Y en el cielo, los santos tendran en alguna dirección que no sabemos esa inquietud, unidos al hombre total, Jesús para seguir creciendo hacia otros tantos casi infinitos cielos para seguir creciendo en el amor hacia Dios que nos supera y que nos invita a participar en su vida. Amen.

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